
Pero la barbarie no viene en este caso de la mano de sanguinarios tiranos o crueles dictadores, viene de la mano de individuos en apariencia inofensivos, alegres y despreocupados que, en su afán por buscar excitantes emociones en lugares remotos, no dudan en destruir cuanto encuentran a su paso, empujados por la inconsciencia o la ignorancia y alentador por la avaricia de quienes han descubierto una inagotable fuente de riquezas en la organización de peligrosas pruebas deportivas.
Las tribus nómadas del Sáhara mas profundo llevan años sufriendo la brutal agresión que significa el paso cada año por sus tierras de cientos de vehículos en una insensata carrera que destruye vidas humanas, cultivos y ganado, sin aportar a cambio mas que la estúpida gloria de llegar el primero a una meta imprecisa.
¡Ya se han cansado! A los ojos de un tuareg, esa es una estúpida y absurda "prueba deportiva" que jamas debería volver a atravesar sus territorios y para impedirlo están dispuestos incluso a dar la vida.